Otra diferencia registrada en la plataforma de fuerza» fue el tiempo que las patas de los animales mantenían contacto con el suelo durante el galope. Los guepardos aguantan sus pezuñas durante más tiempo en el suelo lo que, según los investigadores, reduce los picos de carga sobre las piernas. «Con una pisada más prolongada el guepardo alcanzará el límite de carga que soportan sus piernas a una velocidad superior a la del galgo», explicó Wilson.
Los guepardos son los animales terrestres más rápidos del mundo. Se les ha cronometrado a más de 100 kilómetros por hora en pleno ataque contra una presa. También tienen una arrancada imparable que haría palidecer a casi cualquier coche. Según Alan Wilson, investigador del Royal Veterinary College, no están claros los motivos de su potencia. Un grupo de científicos ha comparado su zancada contra la de los galgos para tratar de descubrir qué les hace tan veloces.
El galope de los galgos y los guepardos es muy similar. Sin embargo, el felino es capaz de casi duplicar la velocidad punta de su equivalente canino. Para descubrir las diferencias los investigadores pusieron a ambos animales a perseguir un cebo sobre una «plataforma de fuerza», un conjunto de placas que son capaces de registrar los puntos de apoyo durante una carrera. También grabaron sus zancadas con cámaras de alta velocidad.
Los sujetos del estudio fueron guepardos del Zoo de Whipsnade, Reino Unido, y galgos de carreras. Para sorpresa de los investigadores fue el perro el que alcanzó la máxima velocidad —19 metros por segundo— durante los experimentos. El felino solo llegó a los 17,8, aunque se sabe que en estado salvaje pueden desplazarse a 29 metros por segundo. Aun así, el estudio les permitió descubrir por qué son los más rápidos sobre tierra firme.
Cuando corren a la misma velocidad, las zancadas de los guepardos recorren más distancia, aunque son más espaciadas en el tiempo que las de los galgos. Sin embargo, los felinos van acelerando también su ritmo de zancadas según aumentan su velocidad (de 2,4 a 3,2 pisadas por segundo), mientras que en el caso de los galgos se mantuvo estable en 3,5 trancos por segundo. Wilson sospecha que es precisamente esta capacidad de aumentar el ritmo de zancada, y no solo su longitud, la que permite a los guepardos alcanzar velocidades de vértigo.
Pezuñas en el suelo
Sobre por qué los guepardos en cautividad no fueron capaces de vencer a un rival supuestamente muy inferior, los investigadores especularon con la falta de motivación de un animal que ha vivido toda su vida en una jaula y nunca ha tenido que cazar su comida a la carrera. Aun así, quieren llevar el estudio a la naturaleza y analizar el galope de guepardos en libertad.