Los virus pueden ayudar a construir mejores paneles solares, que capten y transformen de manera más eficiente la energía solar en energía eléctrica. Así lo ha demostrado una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) que ha utilizado un tipo de virus para reestructurar los nanotubos de carbono de los paneles solares y aumentar así su eficiencia un 30 por ciento, del 8 al 10,6 por ciento.
Que la eficiencia de los paneles solares todavía está muy por debajo de sus posibilidades es más que evidente. Lo que no se sabía hasta el momento es que algo tan pequeño y peligroso como es en ocasiones un virus, pudiera contener la clave.
El virus llamado M13 consigue coordinar los nanotubos de carbono enrollados en grafeno que conforman las células solares de modo que el transporte de electrones sea más eficiente y por tanto se produzca más electricidad. Básicamente el M13 consigue que los dos tipos de nanotubos (los semiconductores y los cables) que conforman la estructura de las celdas solares, no interfieran entre ellas y entorpezcan el paso de los electrones, sino que convierte suaviza la estructura.
Celdas de Grätzel
Cada virus controla entre cinco y diez nanotubos, usando unas 300 proteínas. Además, los virus han sido modificados genéticamente para producir una capa de dióxido de titanio, componente esencial en las celdas de Grätzel, un tipo de estructura que utilizan este compuesto para mejorar el transporte de electrones.
Hyunjung Yi y Xiangnan Dang, estudiantes del MIT junto con la profesora Angela Belcher probaron con éxito este nuevo sistema vírico en celdas de Grätzel, aunque explican que la técnica también podría utilizarse para otro tipo de celdas solares, incluidas las de tipo orgánico.
Los virus, además, solubilizan los nanotubos haciendo más fácil su incorporación a los paneles fotovoltaicos a temperatura ambiente, reduciendo sensiblemente su coste de fabricación.
Que la eficiencia de los paneles solares todavía está muy por debajo de sus posibilidades es más que evidente. Lo que no se sabía hasta el momento es que algo tan pequeño y peligroso como es en ocasiones un virus, pudiera contener la clave.
El virus llamado M13 consigue coordinar los nanotubos de carbono enrollados en grafeno que conforman las células solares de modo que el transporte de electrones sea más eficiente y por tanto se produzca más electricidad. Básicamente el M13 consigue que los dos tipos de nanotubos (los semiconductores y los cables) que conforman la estructura de las celdas solares, no interfieran entre ellas y entorpezcan el paso de los electrones, sino que convierte suaviza la estructura.
Celdas de Grätzel
Cada virus controla entre cinco y diez nanotubos, usando unas 300 proteínas. Además, los virus han sido modificados genéticamente para producir una capa de dióxido de titanio, componente esencial en las celdas de Grätzel, un tipo de estructura que utilizan este compuesto para mejorar el transporte de electrones.
Hyunjung Yi y Xiangnan Dang, estudiantes del MIT junto con la profesora Angela Belcher probaron con éxito este nuevo sistema vírico en celdas de Grätzel, aunque explican que la técnica también podría utilizarse para otro tipo de celdas solares, incluidas las de tipo orgánico.
Los virus, además, solubilizan los nanotubos haciendo más fácil su incorporación a los paneles fotovoltaicos a temperatura ambiente, reduciendo sensiblemente su coste de fabricación.
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